miércoles, 13 de octubre de 2010

UNA TARDE CUALQUIERA DE JUNIO...


Por: Jesús Antonio Cáceres Arrieta
Ex presidente del Centro Cultural Andino

“Hola, ¿no te animas a ensayar unos pasos?”, fueron las buenas tardes que recibí de un grupo de muchachos que bailaban en un parque de un distrito arequipeño, en una fría tarde de invierno, característico de la región yunga.

Me causó muchísima gracia la forma como me encontraba vestido- porque al fin y al cabo era un ensayo-, una gorra roja desteñida por los rayos solares de los fines de semana en Camana del verano pasa do; un polo plomo con un dibujo sin significado alguno en la espalda, con el que muchas veces solía dormir, y un buzo rojo que me acompaña los martes y jueves por la noche en mis partidas de bochas; comento esto, porque empezaba a llegar la gente y se encontraban muy bien vestidos; una marejada de perfumes y colonias se confundía con el olor & los cipreses que habían en el parque.
Definitivamente aquí hay algo mas- le comente al amigo que me había acompasado-y estaba en lo cierto porque terminamos en la avenida dolores a golpe de nueve de la noche a tomar unos traguitos, producto “dizque” de la confraternidad y unión del grupo. A la semana siguiente, el reloj marcaba las 3:30 p.m. y yo entraba a tomar una ducha para ir a ensayar, y le “gorrie” un poco de loción- no me acuerdo la marca- a mi viejo, y no veía las ganas de estar ya ensayando (creo que el hecho de que mi abuela y mi madre sean bolivianas tenia la saya en la sangre).
Llegue al mencionado parque, note que una extensión de cable color blanco cruzaba toda la calle, porque se usaba la luz de uno de los vecinos, que desinteresadamente colaboraba con el grupo, un pequeño equipo de música daba las primeras notas musicales. Estaban los mismos de la primera vez (creo, que los mas entusiastas), y con la timidez que caracteriza a un characato neto como yo, me fui soltando poco a poco con el correr del tiempo.
A pesar de que citaron a las cuatro, mucha gente llego pasadas las 6 o 7 de la noche, es ahí donde me di cuenta a lo que se referían el fin de semana pasado, con ese termino de la “hora cultural”; y si no me creen- pregúntenle al chofer y a los pasajeros del ómnibus en el que viajamos a Lima con destino ala ciudad de Trujillo, o a la misma gente que estuvo presente en “El carnaval de la eterna primavera” en esa bella y acogedora ciudad norteña , o por ultimo a la gente que acudió al Corso de la Amistad del 2003, cuando recién tuvimos que alcanzarlos a tropezones y empujones en la avenida Goyeneche, -en fin- si sigo hablando de esto, no alcanzaría este articulo, una mala costumbre que en este momento me causa risa pero en aquellos momentos reventaba en cólera.
Fui conociendo poco a poco a los muchachos, y empezó a nacer una amistad tan linda y sincera; que los besos y abrazos al momento de encontramos, son testigos mudos del cariño que nos tenemos, faltaba poco para bailar el 15 de Agosto. y yo todavía no me acomodaba mucho a los pasos, con decirles que el “cheche”, recién me salio a los tres años. Llego el día del corso, tan esperado para mi- ¿se imaginan lo que es bailar saya sin tener cascabeles en las botas???- después comprendí que estaba pagando derecho de piso-, eso también lo entendí con los años, pero eso si, que les quede claro a todos, fue el corso que mas me gusto, me divertí, y por eso ahora llevo 6 años en el grupo, como olvidar a ese amigo, gordito y carosito el, con la barba media crecida, protector solar y lentes oscuros, para protegerse del intenso sol arequipeño, con el cual bailamos con cuanta mujer nos coqueteaba.

En la noche, hubo una pequeña reunión de confraternidad, pero estaba tan cansado que opte por sentarme, soltar las hileras de las zapatillas anchas que había llevado y conversar con la persona que estaba a mi lado.Paso el tiempo- y con el, las presentaciones- la amistad empezó a surgir entre todos, a pesar de que muchos se conocían dando los primeros pasos en las escuelas primarias. Le agarre mucho cariño al grupo, producto de ello, es que a los tres años me proponen para encabezar al grupo, acepte con gusto pero saben una cosa: zapatero a tu zapatos “-dice el dicho- no se podía hacer algo en lo que yo no tenia mucha experiencia pero aun así, trate de poner lo mejor de mi y además hay gente muy capaz con conocimiento. Es por esto, que estas líneas van para ellos, para felicitarlos, por lo bien que están llevando el grupo, y que tienen a un amigo, para apoyarlos cuando lo necesiten un abrazo para todos los integrantes del grupo y no se olviden de esas intensas jornadas donde salía desde el diafragma ese grito guerrero de “FUERZA CULTURAL

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